La danza teatro surge en los años 20 en Alemania con Rudolf van Laban (creador de la labanotación, la escritura dancística) y una de sus mayores exponentes fue Pina Baush, recientemente fallecida. Rompe por completo con la tradición clásica y, en un principio, mostraba los horrores de las guerras y otras miserias humanas sin necesitad de tener un hilo conductor a lo largo de la obra.
Durante el siglo XX fue evolucionando bastante, ya que es un campo con pocos límites. Vemos como el movimiento puede surgir a partir de una palabra, una nota musical, una emoción, una sensación, una fotografía... El movimiento es orgánico, visceral. No tiene nada que ver con la técnica y, sin embargo, el resultado es espectacular y muy expresionista.
Las coreografías se crean en base a un trabajo de improvisaciones, más o menos emocionales, sobre la visión del mundo del coreógrafo. Es una disciplina que puede mezclar en un mismo espacio y tiempo a bailarines de alto nivel con personas que apenas han trabajado antes con su cuerpo, y las improvisaciones terminan siendo algo realmente estético y emocionante.
En Europa y en Latinoamérica la danza-teatro supone una mirada humanista sobre lo que nos rodea, no solamente como espectáculo o entretenimiento. Sin embargo, en Estados Unidos se le da mucha más importancia a la preparación técnica de los bailarines con el fin de buscar la espectacularidad. Algo parecido pasa con la danza oriental.
El trabajo de danza teatro enfocado a la danza oriental es muy enriquecedor, puesto que el baile oriental está bastante limitado en cuanto a pasos, ritmos, estilos, y muy ligado a la (desconocida) cultura árabe y, por si fuera poco, a ciertos condicionamientos sexuales y morales, lo que nos limita aún más como bailarines. Todo esto encajona bastante la creatividad. La danza teatro, sin embargo, además de no tener ningún tipo de límite, surge del expresionismo, y muchas veces vemos como en algunos espectáculos de oriental falta emoción, expresión, que te toquen la fibra sensible.
Es por esto que me interesa trabajar conjuntamente la danza oriental con la danza teatro. La oriental te aporta la técnica y el estilo, mientras que la danza teatro te hace sentir, vivir cada movimiento desde dentro, expresarlo y restregarlo por la cara del espectador para que él también lo sienta, sea la emoción que sea.
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